“¡La mazamorra... mazamorra…!” grita el mazamorrero: un hombre
que vende mazamorra: bebida o postre de maíz con granos enteros. Su voz cansada se
oye desde lejos y se va acercando poco a poco. De pronto, sabes que está justo afuera de tu
puerta o cuándo empieza a perderse de vista, así que -por lo primero o lo
segundo - sales a tiempo para comprar la exótica bebida, que vale según la cantidad
que se desee, medida por un cucharón sopero. Es muy barato.
Desde que soy niña he visto pasar a los mazamorreros o
mazamorreras por las calles de mi barrio. En mi pueblo natal compraba, en mi
actual residencia compro. No es un oficio único de los pueblos, también se
presenta en las ciudades grandes. Quizás, en las ciudades se hallará sólo, o
con más facilidad, en ciertos sectores, como barrios de estrato económico medio y
bajo. Desconozco la situación en barrios de estrato alto.
Así pues, que ver y/o escuchar al mazamorrero cada día es tan común para mí, tan familiar, que ya reconozco las horas cuando pasa, y casi siempre lo llamo en voz alta para pedir un vaso o dos. Luego al vaso le agrego leche (preferiblemente en polvo, porque es más cremosa), azúcar (hay gente que la prefiere con panela rayada o bocadillo de guayaba), y como con una cuchara.
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Mazamorra de maíz (imagen de internet) |