viernes, 23 de septiembre de 2011

PERÚ-ANDANDO

Perú es un país muy grande, con muchos lugares interesantes para visitar. El turismo es una fuente de dinero importante y cada lugar está preparado para ello.
Nuestro viaje fue en su mayoría a dedo (autostop) pese a que el transporte era barato (más que en Colombia aunque no tanto como en Ecuador). La gente local nos advertía de los peligros de las carreteras, pero no sentíamos miedo a las carreteras sino a las grandes urbes. Mientras estuviéramos en pueblitos y carreteras admirábamos la belleza del país, esperábamos carros que nos llevaran a nuestro destino, y funcionaba muy bien (a veces pedían plata a cambio, por eso es importante dejar claro las intenciones desde el inicio).

Nota: 3 soles= 1 dolar. 1 sol = 700 pesos aprox.  Datos de julio-agosto del 2010.
Frontera Huaquillas-Tumbes
Tumbes. Si se entra por Huaquillas-Ecuador hay que hacer sellar los pasaportes en Tumbes. Es un pueblo pequeño, calientísimo, de tierra árida y que carga toda la tensión de la frontera. Luego, quien no vaya en bus o carro particular, debe tomar un carro para salir. Así lo hicimos, Fuimos a Máncora a 6 soles.

Máncora. La primera impresión que tuvimos fue de confusión. Apenas bajamos del carro, hombres más o menos jóvenes nos abordaron obstaculizándonos el paso, la vista y el pensamiento. Balbuceaban frases, gesticulaban fuerte y mostraban plegables publicitarios de hostales. En medio de tal situación preguntamos por un camping y nos recomendaron un hostal que quedaba al otro lado de la carretera. Cruzamos la calle, caminamos hasta el fondo de la carretera y bajamos hasta el hostal; era de noche y el lugar se veía solitario. De pronto, mientras nos acercábamos a la puerta del hostal, en un camino lateral sombreado por árboles aparece la silueta de 2 chicos en una moto y con un arma (real o de juguete) apuntándonos, a lo que reaccionamos con huída y gritos. En unos segundos desaparecieron, y asustados pasamos la noche en aquel hostal.
De otro lado se encontraba la Máncora playera, veraniega, turística, fiestera. Es un pueblo con bares y hostales y gente. Disfruté mucho de la playa, el mar, el viento, el sol y la comida, aunque los precios no eran muy variados.
El segundo día nos fuimos a un hotel en la playa pensando que dormiríamos con el sonido del mar, pero (no) dormimos con el sonido de los bares cercanos y los mosquitos. 

Piura. Una cosa que llamó mi atención en este país fue sus tierras sin vegetación y arenosas. Inicialmente me encantaba verlo, era diferente a las tierras colombianas. Cuando llegamos a Piura nos dimos cuenta de la precariedad de agua que había en el país, al menos esa era una de las ciudades que padecía esto. Nos quedamos en el apto de un amable piurano que nos atendió, nos invitó, nos mostró la ciudad y a sus amigos. Allí por primera vez probé la comida típica peruana, una ronda criolla con ceviche de entrada, y “leche de Tigre”, también, la fusión de comida china y criolla en un Chifa de los mejores que probé. Lo sentí todo delicioso. Y fuimos a una Peña: bar-cantina con cantantes de cumbia peruana en vivo, lleno más de hombres que mujeres, prendido desde la tarde.

Trujillo. El frío empezaba a aumentar, y yo tenía que acudir a mi ropa de verano y a los busos de mi novio. Parecía un chico. Pero me gustaba llegar a un lugar nuevo. Allí nos quedamos en una casa de madera y guadua muy bonita, cerca de una playa solitaria, con parques sin niños, donde el mar golpeaba fuerte y poco a poco se comía un poco de tierra. No era tan bonito, prefería el centro histórico con sus casas viejas y monumentos. Aprovechamos y fuimos a Huanchaco ya que estabamos cerca y era barato, pero con el frío no apetecía entrar al mar.
Playa solitaria cerca de la casa.
Nuevo Chimbote. Llegamos aquí por casualidad. Inicialmente habíamos llegado a algún lugar raro de Chimbote y como se trataba de una ciudad grande decidimos tomar un carrito a un pueblo arenoso que no recuerdo el nombre donde el único hotel que había parecía cerrado. Así que fuimos más adelante hasta Nuevo Chimbote. Encontramos un hotel cómodo, limpio y muy barato cerca del Óvalo de la Familia. El hospedaje en Perú era muy económico, había hoteles y hostales de precios y categorías diferentes. Sólo pasamos la noche y no vimos gran cosa en la pequeña ciudad.

A Huaraz por Casma. Desde el pueblo anterior habíamos hecho un tramo largo hasta Casma. Luego un poco más por esas carreteras solitarias y de montañas amarillas hasta un lugar donde sólo había una iglesia chica, una tiendita y casitas de paja que parecían no tener nada adentro ni ser de alguien. A continuación un camión hasta ese entonces sin carga se cargó con nosotros. Y atravesando caminos rudimentarios y montañas majestuosas poco a poco el frío penetraba hasta los huesos. Por fin, a la 1 am llegamos a Huaraz. 
Un pueblo andino encantador, frío pero lindo, con montañas gigantes de colores. Uno de mis lugares preferidos. Su gente pequeña y vestida de colores en las fiestas tradicionales fue un espectáculo para nosotros, estábamos contentos (aunque agripados). Era un lugar tranquilo y en días de fiesta fue muy divertido.

No podíamos irnos sin hacer algo de trekking e ir a la Laguna 69, a 4.400 m.s.n.m. Caminamos 3 horas de subida, y un poco menos de bajada. Nos enfermamos con la altura pero valió la pena. Es muy, muy bonito.

Lima. El viaje hasta la capital fue el primer y único viaje largo a donde llegamos en un bus. Fue interesante porque llegamos como a las 6 am., a una terminal de transporte que era en realidad un garaje de los carros de la empresa o flota. Había una tienda con sillas que para esa hora eran incómodas. Hacía frío y deambulamos por el centro de la ciudad. Tomamos una sopa en un mercadito donde la olla gigante se posaba en el andén y la gente alrededor se sentaba a degustar la comida.
En horas de la tarde seguíamos caminando el centro por los lados de la Calle China. Al caer la tarde fuimos a casa de nuestra anfitriona para dormir y luego ir a un bar en Miraflores. Lima es una ciudad de muchos colores, tiene un centro lleno de gente y tiendas con chucherías. La parte histórica es bonita por sus construcciones pero muchas partes de la ciudad, sobre todo en la periferia, es gris, polvorienta y muy pobre. Nosotros pudimos ver esta cara de la ciudad por la forma en que viajábamos; siempre fue necesario ir hacia las afuera de las ciudades grandes y pararse en lugares a veces raros y solitarios.

Chincha. Era de noche cuando un hombre nos dejó allí y queríamos dormir. Buscamos un hotel de 20 soles el cuarto y dimos un paseo por la ciudad o pueblo quizás; no era tan grande, se podía caminar o ir en mototaxi a las partes retiradas.
Inicialmente vimos un mercado reblujado y colorido. Más tarde, discotecas y bares llenos de gente. Al día siguiente nos fuimos a un pueblo cercano.

El Carmen. Me preguntaba por la población afroperuana –había visto poca- y la música afro, entonces, busqué en internet y decía que Chincha era la cuna del folklor afroperuano y que en el Carmen la población negra practicaba danzas típicas. Por eso llegué aquí. Y encontré un pueblito rechiquito de calles solitarias adornadas con el sol resplandeciente. ¿Los negros estaban? Sí, pero dentro de sus casas. No había cerca sino 3 niños jugando bolas. Preguntamos a una señora, que amable salió al andén a saludarnos, que en dónde estaba la gente y la música y los tambores. Nos respondió que ahí siempre es así, que sólo hay música en los festivales, que, incluso, muchos de los buenos músicos se habían ido al exterior. Fuimos a otro pueblito cerca, también afro, allá era aún más pequeño pero siquiera había un grupo de personas jugando dominó en la acera de una casa. Se escuchaban risas y el golpe de las fichas sobre la mesa.


Ica. Llegamos en la noche a casa de nuestro anfitrión. Encontramos a 2 colombianos que viajaban en bicicletas y salimos a rumbear a una discoteca en las afuera. Fue divertido aunque el lugar estuviera lleno de turistas. De este lugar lo más bonito son las dunas, estas montañitas de arena en donde se puede hacer algo parecido al snowboard, pero en arena.

Nazca. Dormíamos en casa de un anfitrión muy chévere, en una casa muy cómoda. La ciudad, se decía, era una de las más turísticas del país debido a la atracción de las Líneas de Nazca. Nosotros no estábamos allí para ver las líneas, pues había que pagar para volar y verlas y no teníamos la plata. La ciudad no era tan grande, y la comida me pareció más cara que en otras ciudades. Encontramos gente amable, pasamos una noche de fiesta divertidísima con los amigos de nuestro anfitrión. Aprovechamos, claro, para ver alguito de las líneas desde un Mirador cercano que valía 2 soles. No fue la gran cosa, sólo se veían 2 figuras en la tierra seca. Supongo que desde el avión sí debe ser impresionante.
Abancay. Un amable señor que nos recogió en las afuera de Nazca llegaba hasta este pueblo y allí dormimos una noche, queda en el camino haci Cuzco (de regreso nos quedamos nuevamente una noche). Siempre llegábamos en la noche, dábamos una vuelta por una calle principal, tomábamos una cerveza en un bar, quizás bailábamos 2 canciones, veíamos la gente e íbamos a dormir. Es un pueblo en las montañas, frío, con muchas lomas, muy verde alrededor y con buen ambiente en la noche.

Cuzco. Es una linda ciudad, fría, pues queda en una parte alta. La zona antigua, las casitas, el palacio, las plazas, las calles estrechas con suelo empedrado, todo eso es muy bonito. Hay muchos turistas, bares, restaurantes y discotecas. Dormimos en el cuarto de un hotel de ambiente familiar -limpio- por 15 soles con baño compartido, cerca de donde nos dejó el auto que tomamos en Abancay (10 ó 12 soles).

Aguas Calientes- Machu Picchu. Hay que llegar allí antes de emprender la caminata hacia las ruinas y, si uno se anima, hasta uno de los picos: Machupicchu o Huaynapicchu. Esta zona es hermosa, segura, muy verde alrededor, se ven montañas altas y hermosas, arroyos y ríos de agua clara. Aunque Aguas Calientes en sí es un pueblo hecho para los turistas, casi no se ve gente local y está lleno de tiendas con ventas de artesanías y cosas caras, restaurantes y bares lujosos. También hoteles pero son normalmente caros. Al menos para nuestro bolsillo lo era. Dormimos en nuestra carpa en un campin en el camino a 7 soles. De ahí caminamos como una hora hasta las ruinas de Machupicchu. Habían cientos de turistas de todos los colores y nacionalidades. Algunos llegaban en bus. Para los picos había que caminar definitivamente. Escogimos el MachuPicchu (para el otro había que madrugar desde las 4  am.), subimos durante una hora, para en la cima mirar hacia abajo y ver solo neblina. Habíamos subido muy tarde y el sol se había escondido y todo se había puesto blanco, así que no pudimos admirar aquella vista magnífica de la que todos hablaban.

Aguas Calientes- km 28. Desde Aguas Calientes emprendimos la caminata hasta el Km 28, es decir, caminamos 28 km. No recuerdo el nombre de aquel pueblito. Caminamos por los carriles del tren durante nueve (9) horas. Fue exhaustivo, caminar en medio de las piedritas y carriles hacía que dolieran los pies. Cuando los trenes pasaban parábamos en los costados. Esta fue la manera más barata para regresar. Cuando llegamos al destino cogimos un carro a 6 soles hasta un pueblo más grande donde salían carros hasta Cuzco por 10 soles. Ese mismo día y, peor, el día siguiente las piernas dolían horrible.

Se aproximaba el final del viaje, teníamos que comenzar a subir. El regreso a la frontera de Tumbes-Huaquilla fue a dedo también. Haciendo paradas para dormir, unas veces en carpa en los pueblos de las montañas, otras en hoteluchos baratos. Y en una de las paradas aprovechamos que estábamos en Chiclayo y entramos al Museo de Sipán (10 soles entrada), me gustó mucho.
El cruce de la frontera estuvo mejor que cuando bajamos; desde ahí tomamos un bus directo a Quito (leer la entrada "Ecuador-ando").
 En pueblos pequeños y fríos de las montañas es seguro acampar en la calle.
Nota: El precio del hospedaje variaba según la ciudad, el tipo de hospedaje y las condiciones del cuarto. Nosotros pagábamos entre 10 soles por pareja (baño compartido) y 20 soles por pareja, con baño privado (por ejemplo, en Lima). A veces eran hoteles u hostales limpios, otras veces, sobre todo los más baratos con baños compartidos, eran muy sucios. Por eso es recomendable cargar una sabanita o un sleeping. También tener en cuenta que hacia el sur hay temporada de invierno, y a mitad de año hace mucho frío, entonces es cómodo llevar una buena chaqueta (si no toca parecer disfrazada como yo). Hay que saber que gran parte del viaje se va a pasar en las carreteras y que no siempre el mismo día se llega al destino (a dedo nunca se sabe).
Cuando haya parada en alguna parte de la carretera y toque dormir en carpa y te quieras duchar, siempre es posible buscar quien te preste o te alquile una ducha por unos 2 soles.

2 comentarios:

  1. Hola, de dónde eran ustedes, Ecuador?
    realmente cómo se animaron a hacer ese viaje con lo peligroso que está todo, me alegro no les haya pasado nada malo.
    Sinceramente no se puede viajar tan barato, o tenían el dinero y no lo querían gastar, ya que fueron a Machu pichu que es caro. En fin, digo por el autostop, pero ustedes sabrán.
    Saludos desde Uruguay. Yo estuve en Cuzco pero no fui a Machu Picchu porque me pareció carísimo. Y la frontera Ecuador-Perú me dijeron que era muy peligrosa que no la hiciera por tierra.

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  2. Hola, de dónde eran ustedes, Ecuador?
    realmente cómo se animaron a hacer ese viaje con lo peligroso que está todo, me alegro no les haya pasado nada malo.
    Sinceramente no se puede viajar tan barato, o tenían el dinero y no lo querían gastar, ya que fueron a Machu pichu que es caro. En fin, digo por el autostop, pero ustedes sabrán.
    Saludos desde Uruguay. Yo estuve en Cuzco pero no fui a Machu Picchu porque me pareció carísimo. Y la frontera Ecuador-Perú me dijeron que era muy peligrosa que no la hiciera por tierra.

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